Violencia e izquierda en la capital: lecciones del pasado / Por Mauricio Flores

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El reciente asesinato de dos colaboradores cercanos a Clara Brugada reabre una vieja herida en la Ciudad de México: la dificultad de los gobiernos progresistas para contener la violencia urbana.

A finales de los años noventa, con Cuauhtémoc Cárdenas y luego Andrés Manuel López Obrador, la izquierda enfrentó por primera vez este reto desde el poder local. Uno de los intentos más polémicos fue la aplicación del modelo de “ventanas rotas”, impulsado por Marcelo Ebrard desde la Secretaría de Seguridad. Con recompensas por detenciones; la estrategia derivó en abusos: policías persiguieron a limpia parabrisas, personas en situación de calle y trabajadores informales.

Las detenciones sin sustento legal no solo fueron rechazadas por el Ministerio Público, sino que erosionaron la confianza pública. Otras medidas también fracasaron, como la campaña contra la venta de ropa usada, que no prosperó ante la fuerza del comercio informal y su vínculo político con los partidos.

Hoy, con un nuevo gobierno de izquierda al frente de la ciudad, vale la pena revisar este historial. Combatir la violencia requiere firmeza, sí, pero también memoria. Y, sobre todo, evitar que la tolerancia se transforme en omisión.

Y Sepa La Bola, pero en México se prepara para una elección inédita: este 1 de junio, por primera vez, la ciudadanía elegirá a quienes integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Aunque el proceso representa un avance democrático, ha sido empañado por denuncias de supuestas compra de votos, entrega de “acordeones” con instrucciones y una preocupante falta de transparencia.

Ante este contexto, el Estado de México ha reforzado la seguridad en los consejos judiciales electorales, donde se resguarda la papelería, e intensificado los llamados al voto.

En calles mexiquenses, personas con altavoces pasan hasta tres veces al día, invitando a la ciudadanía a participar en esta jornada del primero de junio, lo que revela la preocupación oficial ante un posible abstencionismo.

La legitimidad del nuevo modelo de justicia participativa dependerá no solo del resultado, sino del proceso mismo. Urge garantizar elecciones limpias y sin presiones. La independencia del Poder Judicial no se construye con dinero ni con miedo, sino con confianza ciudadana.

Y Sepa La Bola, pero en un contexto donde la conectividad regional es clave para el desarrollo, Aeroméxico da un paso firme al anunciar su nueva ruta directa entre Ciudad de México y Cali. Con esta adición, ya son cuatro las ciudades colombianas enlazadas con nuestro país, lo que no solo responde al crecimiento de la demanda, sino que reafirma el papel de la aerolínea como actor clave en la integración latinoamericana.

Más que una expansión comercial, esta ruta representa una apuesta por fortalecer los lazos económicos, culturales y sociales entre México y Sudamérica. Detrás de esta estrategia hay una visión clara: convertir cada vuelo en una herramienta de desarrollo. Pasquale Speranza, vicepresidente de Ventas México, ha subrayado el compromiso de Aeroméxico con la región. En tiempos donde se habla tanto de cerrar fronteras, iniciativas como esta nos recuerdan que volar sigue siendo una forma de unir.